De tamaño pequeño, poseía enormes talentos y energía y un gran corazón. Se entregó tan libremente a todos, especialmente si él o ella era un gitano o artista marginado. Siempre lo recordaré como alguien que defendía la ética y los principios, un verdadero cristiano, que luchó contra la hipocresía. Dejó sus libros, son como sus hijos, sus poemas. Vivirá en las lecciones que ha impartido en sus libros, que nos sobrevivirán pero continuarán enseñándonos a nosotros y a las generaciones futuras. Una de las personas universales más grandes que se originó en Filipinas, un español adoptado, cuya pasión por el español como lengua cultural debe ser reconocida por el Instituto Cervantes y otras organizaciones que promueven la lengua y la cultura españolas. Su enorme sentido del humor era refrescante. Nunca he conocido a un sacerdote tan feliz, prolífico y tan generoso. — VICENTE JÁUREGUI PRESA, artist and sculptor